Ponencia del Congreso de los pueblos (Colombia) en el panel «La cuestión de la organización de abajo arriba y el internacionalismo», parte de la conferencia de la Academia de la Modernidad Democrática “El arte de la Libertad”.
Parte I – Introducción a la lucha política del Congreso de los Pueblos:
El Estado colombiano es el país más militarizado de Abya Yala, aún así el poder estatal nunca ha llegado a todos los rincones del país, su presencia en grandes partes del territorio sigue siendo exclusivamente militar y extractivista. Desde ese lugar, el Estado, se ha convertido en un desposeedor del pueblo entregando los principales bienes naturales y recursos a la oligarquía nacional y transnacional. Este proceso, sumado a la presencia de bases norteamericanas en la región, permiten un proceso de neocolonización de los pueblos.
En la división internacional del trabajo, la geopolítica mundial nos ha impuesto [a Colombia] el papel de exportadores de materias primas, lo que derivó a la reprimarización de nuestra economía y el estancamiento del desarrollo industrial. Al mismo tiempo, el imperialismo de Estados Unidos ha permeado la vida política, social, económica y cultural del país.
Históricamente, el Estado Colombiano se encuentra inmerso en continuas guerras desde la independencia (1824), y desde los años 60s se desencadenó un conflicto social y armado como respuesta a todas las políticas de exclusión social y política, de opresión y eliminación de cualquier oposición. Para el futuro seguimos viendo el anuncio de nuevas guerras y espolio del territorio (del oro, el petróleo, coltán, biodiversidad…), vivimos un saqueo permanente del país.
Como hemos visto los últimos años, las comunidades dentro del Estado de Colombia, utilizan la movilización para presionar al Estado para que invierta en infraestructuras; en algunos casos, también organizan partidos de izquierda para acceder al Estado, como es el caso del gobierno actual (el primer gobierno progresista en Colombia, elegido en 2022 tras un levantamiento popular de seis meses). Este gobierno es el resultado de una coalición, ambos en constante tensión. Sin embargo, algunos esperan que pueda ser el comienzo de una nueva era para Colombia.
Para la crisis del 2008, después de ocho años de gobierno de la extrema derecha autoritaria, en Colombia se retomó la movilización popular conjunta entre pueblos indígenas, campesinos y otros sectores sociales. Herederos de décadas de lucha y autoorganización campesina y popular, este último impulso dio fuerza al Congreso de los Pueblos que fue fundado en 2010. El congreso de los pueblos nace como un lugar de legislación popular, es decir un lugar donde los pueblos formulan sus propios mandatos y hacen converger sus planes de vida. Los planes de vida entendidos como programas locales elaborado por las comunidades para resolver sus necesidades en sus territorios concretos.
Nuestro enfoque principal: el Poder popular.
El poder popular en la izquierda latinoamericana es un concepto central que se refiere a la participación activa y directa del pueblo en la toma de decisiones políticas y sociales. Este concepto ha sido promovido principalmente por el marxismo, corriente ideológica que influye en varios movimientos revolucionarios de América Latina. Lejos de ser una ideología de marco cerrado, es más bien un concepto abierto para los movimientos que se refiere a su estrategia revolucionaria. A finales del siglo pasado algunos sectores de la izquierda pasaron de la noción de toma del poder al ejercicio del poder, es decir, construcción de Poder popular. Esta estrategia se basa en la idea de que la clase trabajadora y los sectores populares deben organizarse y movilizarse para transformar la sociedad y construir un sistema más justo y equitativo. Un nuevo sistema, normalmente el socialismo, que puede lograrse mediante el control progresivo de los medios de producción que permitan a la clase trabajadora gestionar, organizar y desarrollar programas económicos, culturales y sociales. Las comunidades organizadas identifican sus necesidades y buscan oportunidades para responder a las necesidades colectivas según las condiciones de sus entornos y territorios. Como resultado, el augmento de la fortaleza del tejido social y la capacidad de transformación basada en la productividad y el trabajo.
«La experiencia nos enseña que las actividades y proyectos que desarrollamos deben encarnar cómo debe ser la nueva sociedad»
El objetivo es multiplicar las experiencias en diferentes contextos sociales y territoriales, un proceso continuo que debe crear espacios para dejar que surjan y florezcan nuevas experiencias. Uno de los resultados es una nueva economía, al tiempo que una multiplicidad de asociaciones se transforman en proyectos comunitarios socioproductivos. La interconexión de diferentes experiencias se ve facilitada por el desarrollo del movimiento político, que hace posible la promoción y coordinación de la mayoría de ellas como parte de un único proyecto.
Para identificar lo que hay que hacer, cómo proceder y qué se espera en términos de beneficios, las comunidades recurren a la planificación colectiva; por otra parte, las condiciones «objetivas» acaban imponiéndose como una dificultad ineludible para los planes colectivos. Se trata de un proceso continuo, de abajo arriba y viceversa, entre los distintos niveles de organización a medida que la planificación se convierte en un proceso de aprendizaje y transformación colectivos.
La estratégia del poder popular pretende superar la democracia representativa tradicional, considerada incapaz de garantizar los intereses y derechos de las mayorías. En su lugar, se propone una democracia participativa, en la que las comunidades y los movimientos sociales ocupen un lugar central en los procesos de toma de decisiones. La democracia popular implica la creación de espacios de participación, asambleas populares y consejos comunitarios, entre otros, donde la gente pueda discutir y decidir sobre políticas y proyectos que afectan a sus vidas. El poder popular también implica la construcción de una conciencia colectiva y la movilización de la gente como herramienta para el cambio social a través de acciones concretas como la infraestructura cooperativa para garantizar la reproducción de la vida. Al hacerlo, surge una nueva cultura y, por tanto, puede surgir una nueva sociedad.
Nuestras prácticas de poder popular: La autonomia.
Diferentes tareas y partes de la vida se entrelazan en la formulación de la autonomia, como forma práctica del poder popular.
- Desarrollamos economías propias, recuperando la vocación agrícola y campesina contra el extractivismo. A nivel práctico supone la creación de cooperativas, empresas comunitarias que gestionan el agua y el alcantarillado, residuos o la producción alimentaria.
- Soberanía digital y creación de redes de comunicación popular y/o alternativas, como las radios comunitarias.
- Redes artístico-culturales.
- Formación política y conciencia histórica: liberar nuestras conciencias y nuestras organizaciones de dinámicas y estructuras centralistas y patriarcales, creando universidades populares como centros de pensamientos propio.
- Creencia y uso de la acción directa. Nuestros pueblos y nuestros cuerpos fueron históricamente desposeídos, por lo tanto seguimos liberando la madre tierra, nuestros ríos, nuestros territorios. A partir de procesos de recuperación de tierras y titulaciones colectivas desarrollamos proyectos de constitución de Nuevos Territorios agroalimentarios para la Vida Digna.
Como red y pueblos también protejemos y construïmos un conocimiento por fuera de la modernidad capitalista. Generamos en este sentido amplias estratégias de autodefensa como bancos de semillas y practicas medicinales ancestrales. También part de la estrategia del territorio campesino autónomo incluye la constitución de guardias desarmadas, compuestas por delegados de las asociaciones locales. Son voluntarios de todos los sexos que llevan un bastón simbólico, que representa la autoridad colectiva que las comunidades pueden dar o retirar. Las guardias protegen a las comunidades contra la represión y ayudan a aplicar los acuerdos colectivos.
También generamos nuestras formas organizativas, que van de lo local a lo regional, y luego nacional: Coordinador Nacional Agrario, y los procesos de jóvenes, mujeres, estudiantes y trabajadores. Partiendo de la base, nos organizamos en Mingas y tulpas, asambleas, Cabdilos populares, Consejos comunitarios y asociaciones.
En nuestro proceso de construcción nos encontramos con diferentes fundamentos de disputa, bases de las contradicciones para la lucha. En primer lugar, el acceso a la tierra, la apuesta por la liberación de la madre tierra y la titulación de propiedad colectiva ante la concentración y ocupación de las tierras por parte de terratenientes. En segundo lugar y ligado a esto, la permanencia en los territorios, la lucha por la autodeterminación y la soberanía a pequeña escala. En tercer lugar, la pervivencia colectiva, la sostenibilidad y generar una nueva referencia de sociedad y colectividad.
La disputa institucional es un escenario más de lucha, pero para ello, se debe tener un tejido social en marcha, saber combinar en todos los espacios públicos y privados un pulso al poder existente. Esta opción también permitió blindar la posibilidad de supervivencia después de una época de fuerte represión y casi aniquilamiento de nuestradirigencia social y política y de nuestro tejido organizativo. Nuestra consigna “Un pie en la institución, miles en la Movilización”.
Pensar otro orden social requirió en el proceso poner en disputa al estado, para favorecer nuestros intereses e ir avanzando en nuestras propuestas, con un elemento clave, las calles.
¿Como hacer que todo esto sea una plataforma donde construyamos todos juntos?
“En el mundo en que vivimos no es posible difundir la política revolucionaria sin defender el internacionalismo, son indivisibles”
En Abya Yala nos recorre una misma historia de opresión: explotada económicamente, dominada políticamente, oprimida socialmente y excluida culturalmente. Pero también nos recorre una de resistencia. No podemos empezar construyendo una alternativa sin partir de la historia de nuestros pueblos. A partir de la exterminación de muchos de nuestros pueblos originarios se erigió el reconocimiento a estos pueblos y la crítica al estado-nación.
En Abya Yala existen 5,7 milllones de indígenas, pertenecientes a 800 pueblos originarios. Y también pueblos afrodescendientes. Todavía nos enfrentamos a la política del Estado-nación que homogeneiza sociedades y que lidera una lucha permanente contra la sociedad pluriétnica y pluricultural. Por ello, la importancia de acoger y entender las cosmogonías de las comunidades y sus formas de autoproducción, organización, protección, etc. y también de acercarnos a sus apuestas plurinacionales.
En el sur del continente, la relación entre los proyectos emancipadores y la idea de Estado tiene una historia compleja. El proceso de independencia del colonizador español alimentó la creencia de que la construcción de Estados fuertes e independientes era necesaria para que los pueblos se liberaran de la opresión. El Poder Popular como concepto, ha sido utilizado en América Latina por los anarquistas con una postura clara en contra del Estado; también lo han utilizado los marxistas, incluidos los que piensan que no se puede alcanzar el socialismo sin controlar el Estado. Por ejemplo, la revolución cubana y otros intentos revolucionarios inspiraron la idea de que el Estado es también una herramienta para apoyar el Poder Popular.
Y cómo hemos desarrollado la articulación política.
«una revolución internacional…En un sólo país es imposible consumar la tarea de una revolución socialista». – V.I. Lenin
Hemos aprendido y desaprendido de otras en nuestro caminar de la palabra y de la acción concreta. Partimos de la filosofía de “El ser con otros”, como necesidad de reconocernos y entendernos para poder realmente llegar a donde queremos llegar, como un paso a lo global.
En Colombia no estamos solos, y no podemos solos, coordinamos con otras plataformas, con quien hay más identidad de plataforma global. Participamos de la Cumbre agraria, étnica, campesina y popular. Tenemos articulaciones más cercanas con quienes compartimos horizontes estratégicos, como TELAR – Territorios de América Latina en Resistencia.
También nos coordinamos con ALBA de los Movimientos sociales, una plataforma continental desde la cual nos articulamos a la Asamblea Internacional de los Pueblos la cual acaba de celebrar su primera Asamblea mundial – Dilemas de la Humanidad y al igual que muchos de sus movimientos convergemos en la Via Campesina, la Internacional progresista y en la ILPS.
II Parte – Respuestas a las preguntas del panel y del seminario
I) ¿Cómo podemos conectar la idea del socialismo democrático con la realidad concreta de la vida actual?
Entre 2013 y 2021 ha habido decenas de paros, huelgas, grandes protestas, hasta estallar en un levantamiento popular, no solo de los sectores tradicionalmente organizados sino de unos sectores marginalizados por el capitalismo. Las contradicciones del capital y la miseria que siembra habían vuelto insostenibles las condiciones de vida tras la pandemia. En paralelo iba subiendo una alternativa política a los partidos tradicionales así es como hoy hay un gobierno progresista, que hace evidente la diferencia entre gobierno y estado. El reto principal es que poco puede hacer y eso deslegitima la noción de cambio en la población, decepciona ante tantas expectativas. Al ser un gobierno de coalición y al mantenerse las estructuras de poder…
Sin embargo, se abren oportunidades, existe un dialogo de paz entre el gobierno actual y el Ejército de Liberación Nacional, la guerrilla socialista que sobrevive en AL. En esa mesa de negociación se ha propuesto la participación como herramienta de construcción de democracia directa. En ella vemos una oportunidad para posicionar temas y debates de los cambios estructurales que requiere el país: modelo económico, modelo político, cultura…
II) ¿Cuál es el papel de la lucha intelectual, la conciencia histórica, la ecología, la liberación de la mujer, la lucha de clases, etcétera?
La principal es sembrar esperanza y legitimar los cambios estructurales, hoy es más fácil imaginar el colapso que el socialismo. Sin alejarnos de los programas reales, debemos ver y leer las situaciones y la realidad de una forma holística pero también desde los detalles concretos de la vida cotidiana.
Hace falta plantear soluciones globales. Este sistema es global, ha generado problemas globales, debemos hablar de soluciones globales desde la solidaridad y la inclusión: Ecología, feminismo-anti-patriarcal, antirracismo, anticolonialismo, etc. El liberalismo nos ha hecho creer que el feminismo no tiene nada que ver con la ecología o la luchas de clase, por ejemplo. Tenemos que defender valores y derechos universales: democracia, humanismo, solidaridad, paz. A su vez, incluir otras demandas: la lucha por la emancipación es una lucha abierta a otras demandas y busca alianzas con otras preocupaciones, no se cierra a ellas. Por ejemplo, lo ecológico y lo social van unidos. Marx habla de la ruptura metabólica a laque nos lleva el capitalismo. Entender que la crisis ecológica significa peores situaciones de clase, empobrecimiento, etc.
Recuperar la idea de lo que es el Buen Vivir – Vivir Bien, Vivir Sabroso, Suma Kausay, Suma Kamaña. Recuperar la noción de Vida Digna. Nos venden la libertad como posesión de un vehículo individual y para ello nos pasamos la vida trabajando para poder consumir esos bienes de consumo. Debemos plantear reivindicaciones como reducción jornada laboral, repartir riqueza y trabajo y poner al centro las relaciones sociales.
III) ¿Cómo organizar la sociedad futura?
El capitalismo es alienación, pero también colonización. El capitalismo cuando necesita acumular capital necesita colonizar todo. El gran problema es la necesidad de mercantilizar todo, que destruye relaciones sociales y modelos de vida. Debemos plantear el modelo socialista como el que pone límite a la mercantilización y plantea al centro la vida y la importancia de los cuidados (esto lo hemos aprendido del movimiento feminista principalmente).
Trabajar la importancia de los bienes comunes, que realmente sean comunes, formas de propiedad común, economía de propiedad común y economía democrática de propiedad común, de acceso y disfrute común. Hay límites a la mercantilización y a la desigualdad y estas formas ayudan a parar la mercantilización. Aunque no nos garantizan todo, pero es un requisito para llegar a soluciones democráticas, ecológicas.
Apuesta por las múltiples formas de propiedad y acceso a lo común. Para todo ello, la organización es básica. Se debe entender desde una forma más diversa, más múltiple. David Harvey nos habla de la superación del capitalismo como confluencia de diferentes procesos sociales. Gramsci que un proceso de cambio no es solamente la toma sino un proceso completo donde hay que construir hegemonías alternativas, necesidad de estar en muchos cambios, construyendo contrapoder. Por tanto, debemos continuar construyendo cooperativas agrícolas, nuevo realismo a través del cine, de la cultura, de procesos de memoria histórica, nuevas narrativas, conceptos, debates, etc.
Nuestra perspectiva va de lo local a lo global pero no es una línea recta ni es un proceso etapista. Es dinámico como la vida misma y requiere tiempo, cuidado, humildad, solidaridad…Sobre todo, hermanar, conocernos, aprender de todos y todas y referenciarnos mutuamente en el mundo como esa alternativa de poder, con ideas poderosas que son extraordinariamente atractivas.
A manera de conclusiones: Poder popular y Confederalismo Democrático: un diálogo necesario
El Confederalismo Democrático y el Poder Popular no comparten un análisis común del Estado, pero sí prácticas comunes. Ambos intentan abrir un espacio de autogobierno para que la sociedad recupere colectivamente su capacidad de responder a sus propias necesidades. Más allá de las diferencias, un diálogo de prácticas puede fortalecer la lucha global hacia la libertad. Y para ello el internacionalismo como eje integrador de nuestras luchas. Resaltamos la importancia de la solidaridad internacional por la liberación de nuestros pueblos.
Como agenda básica colectiva:
Rechazo a las guerras. Construir democracia valiente y comprometida. Lucha por los derechos de los pueblos, pero también de los grupos y pueblos concretos. Las mujeres contra la misoginia y el patriarcado, los migrantes contra la xenofobia y racismo, los pueblos indígenas por sus derechos étnicos y apuestas plurinacionales, los campesinos por el derecho a la tierra, etc. Defensa de la soberanía popular y el derecho a la autodeterminación. Construir un muro de contención para detener el avance de la ultraderecha en el mundo.
Para esto se requiere construir articulaciones basadas en las relaciones fraternas, respetuosas, de cuidado. Partir de una apuesta por la unidad. Esto no va de una sola organización que diga para dónde ir sino de encontrarse para conocerse, (intercambios), pensar colectivamente y definir las rutas comunes. Ser parte de un bloque popular e internacionalista. Hay muchas contribuciones de los movimientos sociales a la construcción de un nuevo internacionalismo que debe entenderse como el resultado de un complejo proceso de acumulación de fuerzas sociopolíticas forjado en la confrontación a las políticas neoliberales y al sistema capitalista. Por tanto, si estamos a la altura de los acontecimientos, nuestras ideas comunes allanarán el camino.
La revolución es nuestra vida, es construir un proceso ahora, en paralelo al sistema actual, es complementarnos para construir otra historia y otra humanidad ahora, porque tenemos por matria el mundo.