La Prisión como Laboratorio del Pensamiento Libre

Epistemologías de la Rebeldía, el Legado de Abdulla Öcalan.

Prólogo escrito por Rosario Aquim para la edicion colombiana del libro "Sociología de la Libertad", escrito desde la prisión de Imrali por Abdullah Öcalan.

I. Entre lianas y barrotes: abrir una grieta en la celda del mundo

Una invitación desde la Amazonía rebelde a caminar con Öcalan, a pensar la libertad desde nuestras propias raíces y cicatrices.

No hay cárcel más perfecta que la que se vuelve invisible. La que se incrusta en nuestros cuerpos, en nuestras formas de amar, en nuestras tierras colonizadas, en las palabras que usamos para aparentar lo que no somos. Desde la Amazonía boliviana —mi tierra de agua, resistencia y memoria—, hice la lectura de Sociología de la Libertad, la cual me atravesó como un rayo, despertando la savia dormida de las luchas, desde donde los almendros, guardianes inmutables del tiempo, soportan la mezquindad humana.

Este libro, no llega desde una torre de marfil, sino desde una celda, desde una isla-prisión en Turquía, desde allí, un hombre encadenado, se atrevió a liberar su pensamiento y, con él, el de todo un pueblo. Y desde allí, como un eco sagrado, su voz toca, también a quienes luchamos, desde otros confines del mundo.

Conocí la obra de Abdullah Öcalan gracias a un activista, periodista, investigador y militante kurdo, actual representante del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK) en América Latina. Fue a través de su palabra y de su presencia comprometida, que el pensamiento radical de Öcalan, comenzó a arraigar en mí, en mis lecturas y en mis propias búsquedas de emancipación.

Este amigo activista, llegó juntamente con otros compañeros por primera vez a La Paz, Bolivia, en 2014, con el propósito de difundir la causa del pueblo kurdo: una lucha milenaria por la autodeterminación, en la que confluyen las heridas abiertas del colonialismo, la violencia estatal genocida y la fragmentación impuesta por los poderes geopolíticos globales. Sin embargo, no fue sino años más tarde, que lo conocí personalmente, cuando se presentó la nueva edición boliviana del libro Orígenes de la civilización (primer tomo del Manifiesto por una civilización democrática de Öcalan). Fue él, quien me obsequió esa obra fundacional y me invitó a presentarla en diversos espacios académicos y sociales del país.

Aquel gesto, marcó un giro en mi comprensión de la historia. Porque Öcalan, no solo propone una relectura profunda de los fundamentos civilizatorios de Occidente; sino que, su obra traza, desde el corazón herido del Medio Oriente, una crítica radical al patriarcado, al capitalismo y al Estado-nación moderno. Tan es así, que muchas de sus reflexiones, me ayudaron a esbozar y completar una genealogía del patriarcado, que utilizo actualmente, en mis exposiciones sobre el tema, y que sugieren que el patriarcado, se remonta al neolítico urbano, con la aparición de la civilización Sumeria, la construcción del Zigurat y la invención de los primeros dioses masculinos, cuyo propósito era, desestructurar la legitimidad y el reconocimiento del mito de la Diosa Madre. Como podemos ver, en el pensamiento de Öcalan, la filosofía, deja de ser un ejercicio abstracto, para convertirse en una praxis liberadora, nutrida por las luchas concretas de los pueblos.

Los activistas kurdos que llegaron a Bolivia, han sido, en este sentido, un puente vivo, entre ese pensamiento insurgente y los territorios concretos de Latinoamérica. En abril de 2022, se lanzó la campaña internacional Justicia para los Kurdos, exigiendo al Consejo de la Unión Europea la exclusión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de la lista de organizaciones terroristas. Sostenían, con razón y con firmeza, que tal estigmatización, no solo criminaliza la resistencia kurda, sino que clausura las posibilidades de una solución política, pacífica y duradera al conflicto en Turquía y en toda la región.

La respuesta al activismo, no tardó en llegar. En mayo de 2024, cuando fueron invitados a impartir conferencias en instituciones educativas de Puebla y Guadalajara, México, algunos de ellos fueron detenidos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y deportados a Brasil, presuntamente, por una alerta del gobierno de Estados Unidos. Lejos de silenciarlos, este acto de censura internacional, reveló la vigencia y el peligro que representa para el orden dominante, la palabra libre y rebelde.

En enero de 2025, durante una visita a Asturias, España, mi amigo volvió a insistir en la necesidad de disolver las fronteras impuestas en Oriente Próximo, apelando a la memoria viva de las culturas, etnias y religiones que, durante siglos, coexistieron en esa región. Frente a la lógica de fragmentación y exclusión, defendía una visión plural, profundamente democrática y descentralizada del poder.

Parte esencial de esta propuesta es el Confederalismo Democrático, paradigma político formulado por Öcalan, desde la prisión de İmralı, y adoptado como horizonte estratégico por el movimiento kurdo. La propuesta, se presenta como un proyecto civilizatorio alternativo, basado en la ecología, la democracia directa y la liberación de las mujeres. En sus palabras, resuena la esperanza de un mundo, en el que la vida comunitaria, se imponga a la lógica de la guerra, del mercado y del patriarcado.

No es casual, que éste compañero, haya reconocido vínculos profundos entre la lucha del pueblo kurdo y las resistencias de los pueblos y naciones de Abya Yala. En ambos casos, lo que está en juego, no es solo un derecho, sino una cosmovisión, una forma de vida otra, una manera otra, de habitar el mundo. Un gesto radical, que interpela los fundamentos mismos de la modernidad. Y, fue precisamente él, quien me extendió la invitación, a escribir este prólogo, para la edición colombiana del Tomo III de la Sociología de la libertad, una de las obras más densas, críticas y visionarias de Abdullah Öcalan.

Acepté la tarea, con gratitud y con el sentido de responsabilidad que implica, acercarse a una obra que, aunque gestada en las entrañas del encierro, respira libertad en cada una de sus páginas. Dado que, como ya lo he dicho, Öcalan escribe desde la prisión de alta seguridad de İmralı, donde se encuentra confinado, en condiciones extremas, desde 1999. Aislado del mundo, pero no de la historia. Desde allí, ha desplegado un pensamiento, que escapa a la lógica del encierro y que se proyecta hacia horizontes emancipatorios que atraviesan fronteras, culturas y tiempos. Un pensamiento, donde la teoría crítica y la praxis liberadora convergen, para resignificar los fundamentos mismos de lo político. En un mundo, atravesado por la crisis de los sistemas hegemónicos—capitalismo, patriarcado y estatismo—, el pensamiento de Öcalan, emerge como un acto de resistencia ontológica, una interrogación radical a las estructuras que configuran nuestras formas de vida y convivencia.

En el corazón de su propuesta, se encuentra una audaz reconfiguración de la modernidad, no como una fatalidad histórica, sino como un espacio de disputa en el que, el poder hegemónico puede ser desafiado mediante prácticas de autonomía democrática, pluralismo comunitario y equidad de género. Este enfoque, profundamente influenciado por tradiciones filosóficas, que van desde la crítica marxista hasta el pensamiento ecológico y feminista, no solo nos invita a imaginar futuros alternativos, sino también a desmontar los dispositivos ideológicos que perpetúan la explotación y la dominación.

Öcalan, no escribe desde la distancia del filósofo abstracto; su obra es, ante todo, un acto de resistencia encarnada, porque al ser escrita, desde las condiciones extremas de la prisión, su pensamiento deviene, una suerte de ética de la esperanza, un testimonio incuestionable, de que incluso en los márgenes más oscuros del poder, el pensamiento crítico, puede florecer como herramienta, para construir mundos más justos.

Este prólogo, busca aproximarse a la obra de Öcalan, no solo como un corpus teórico, sino como una invitación a un diálogo transformador con nuestras propias realidades, un desafío a nuestras certidumbres y una provocación filosófica para reconfigurar nuestra relación con lo común, lo político y lo humano.

II. El rebelde del Kurdistán: cuando un cuerpo en prisión libera a los pueblos del mundo

Desde su celda en Imrali, Öcalan tejió pensamiento con entrañas. Su voz se cruza hoy con otras voces: las de nuestras selvas, nuestras abuelas, nuestras rebeldías queer.

Abdullah Öcalan, es el líder histórico del pueblo kurdo. Fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), ha sido perseguido, demonizado y condenado a cadena perpetua por imaginar un mundo sin Estado-nación, sin patriarcado y sin capitalismo.

Pero Öcalan, como nuestros sabios chamanes y nuestras sabias abuelas, sabe que los barrotes no detienen los sueños. En la prisión, ha escrito una obra monumental donde combina historia, sociología, filosofía política y espiritualidad, proponiendo una transformación civilizatoria de profundo aliento.

Lo que él llama paradigma de la modernidad democrática, dialoga íntimamente con nuestras formas ancestrales de autogobierno, con la defensa de la Madre Tierra y de la Madre Selva, la Diosa Madre Naturaleza, con los feminismos nómadas y comunitarios y con nuestras disidencias sexo-afectivas.

Abdullah Öcalan, nació el 4 de abril de 1949, en el pueblo de Ömerli, en la provincia de Şanlıurfa, Turquía. Creció en una familia campesina kurda, en un contexto marcado por la pobreza y la marginación que enfrentaban los kurdos en Turquía, donde su identidad cultural y lingüística estaba reprimida. Desde joven, experimentó las injusticias hacia los kurdos, lo que forjó su carácter y su compromiso político.

En los años 70, se trasladó a Ankara para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Ankara. Fue allí, donde comenzó a involucrarse activamente en movimientos izquierdistas y se interesó por el marxismo-leninismo, ideologías que influirían profundamente en su pensamiento inicial. En 1978, junto con otros activistas, fundó el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), con el objetivo de establecer un Kurdistán independiente y socialista.

Bajo el liderazgo de Öcalan, el PKK adoptó inicialmente estrategias de lucha armada contra el estado turco, que comenzó en 1984. Este conflicto armado, centrado en la autodeterminación kurda, fue brutal y dejó muchos muertos. Sin embargo, el enfoque del PKK evolucionó con el tiempo, especialmente tras la detención de Öcalan, hacia una estrategia menos centrada en la independencia estatal y más en el autogobierno democrático.

En 1999, Öcalan fue capturado por fuerzas de seguridad turcas en una operación respaldada por la CIA y el Mossad (operación Gladio). Fue arrestado en Nairobi, Kenia, tras abandonar Siria, que hasta entonces le había dado refugio. Su captura, fue un evento polémico y celebrado por el gobierno turco, pero generó protestas masivas entre la diáspora kurda. Fue condenado a muerte, pero tras la presión del pueblo kurdo, la sentencia fue conmutada por cadena perpetua, tiempo después Turquía abolió la pena de muerte en 2002, como parte de su proceso de integración a la Unión Europea. Desde entonces, Öcalan ha estado recluido en la isla-prisión de İmralı, en el mar de Mármara, bajo condiciones de aislamiento extremo. A pesar de su encarcelamiento, ha seguido escribiendo y desarrollando su pensamiento político, mismo que ha influido profundamente en el PKK y en otros movimientos kurdos.

En prisión, Öcalan comenzó a criticar el modelo de estado-nación como solución para los kurdos y se alejó del marxismo-leninismo ortodoxo. Inspirado por autores como Murray Bookchin (ecologista social y teórico del municipalismo libertario), desarrolló su visión del Confederalismo Democrático, un sistema que promueve: la Democracia directa, como gobernanza local basada en asambleas comunitarias; la Ecología social, como protección del medio ambiente, base de cualquier modelo político; la liberación de las mujeres, en tanto rechazo al patriarcado como pilar de las estructuras de opresión y, el pluralismo étnico y cultural, en una sociedad que respete y celebre la diversidad en todas sus manifestaciones.

Este modelo ha sido implementado en gran medida en Rojava, el Kurdistán sirio, donde desde el 2011 se han establecido estructuras de autogobierno que buscan materializar los principios de Öcalan, hoy bajo las estructuras populares de la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria (AADNES).

Aunque Öcalan sigue siendo una figura polémica (considerado un líder revolucionario por algunos y un terrorista por otros), su impacto en la política kurda y global es indiscutible. Sus escritos han inspirado a movimientos de izquierda, ecologistas y feministas en todo el mundo. El modelo de autonomía democrática de Rojava, ha sido un experimento observado de cerca por quienes buscan alternativas al capitalismo y al estado-nación.

Desde su arresto en 1999, ha escrito numerosas obras desde prisión, abordando temas como la liberación de las mujeres, la ecología, la democracia directa y las alternativas al capitalismo. Algunas de sus obras más destacadas analizan la opresión de las mujeres, como un pilar del sistema patriarcal y cómo su liberación, es clave para cualquier transformación social; otras proponen el Confederalismo Democrático, como un modelo alternativo al estado-nación, abogando por la autonomía local, el pluralismo y la participación directa de las comunidades. Y, en las más, se aborda el conflicto kurdo y se plantea que la solución no está en crear un estado kurdo, sino en construir una nación democrática sin fronteras estatales rígidas.

III. Pensar la libertad desde los márgenes: un llamado para quienes no cabemos en el sistema

En tiempos de asfixia civilizatoria, la obra Sociología de la Libertad, resuena como un canto profundo que entrelaza luchas: la kurda, la amazónica, la disidente, la de los pueblos que no se rinden.

¿Qué es la libertad para quienes siempre fuimos despojadas de ella?

Para los pueblos y naciones de Abya Yala, para las disidencias sexo/género/sexuales, para las mujeres racializadas, para quienes habitamos territorios codiciados por el extractivismo y la violencia colonial, la palabra libertad, ha sido muchas veces, un espejismo o una promesa incumplida.

Öcalan no ofrece fórmulas cerradas. Ofrece una lectura radical del poder, del Estado, del patriarcado y de las lógicas capitalistas que estructuran nuestras existencias. Su propuesta de Confederalismo Democrático, es un hilo rojo, que puede entrelazarse con nuestras formas comunitarias, con nuestros tejidos territoriales nómadas, con nuestras rebeldías amorosas.

El libro Manifiesto por una Civilización Democrática. Sociología de la libertad, tercer volumen de la serie Manuscritos de la prisión de Abdullah Öcalan, surge en primer lugar, en un contexto histórico y político, marcado por el enfrentamiento, entre las aspiraciones emancipadoras de los pueblos y las fuerzas hegemónicas del capitalismo global, el estatismo autoritario genocida y el patriarcado. Esta obra se erige, como una respuesta crítica y creativa a las crisis múltiples de la modernidad, y como un testimonio del poder transformador del pensamiento en circunstancias de opresión.

La motivación que impulsa Sociología de la libertad, radica en una profunda voluntad de confrontar las epistemologías dominantes que, bajo el disfraz de la neutralidad científica, han naturalizado las estructuras de dominación, opresión y exclusión en la modernidad capitalista. Abdullah Öcalan, en este texto, no solo desafía las bases ideológicas del conocimiento hegemónico, sino que propone una sociología insurgente, orientada hacia la emancipación de los pueblos y la reconstrucción de lo común.

En un mundo, configurado por la colonialidad del poder y la lógica instrumental del capital, Öcalan reivindica la sociología, como un campo de resistencia y creación. Su propuesta, parte de un diagnóstico claro: el conocimiento no es neutro; está imbricado en relaciones de poder y, como tal, puede ser un instrumento de dominación o una herramienta de liberación. La Sociología de la libertad, se posiciona del lado de esta última, ofreciendo un marco teórico y metodológico que sitúa en el centro, a las comunidades históricamente subyugadas y despojadas de agencia.

La modernidad capitalista, no es un proyecto universal de progreso, sino una construcción histórica que ha institucionalizado formas estructurales de explotación y dominación. En esta narrativa, la sociología tradicional ha jugado un papel fundamental, al servir como legitimadora del orden establecido, moldeando epistemologías que invisibilizan las resistencias colectivas y perpetúan la desigualdad. Es en este terreno, que Öcalan propone una sociología contrahegemónica, diseñada no para interpretar el mundo desde los márgenes del poder, sino para transformarlo desde su núcleo opresivo.

Esta obra, profundamente influenciada por tradiciones críticas como el materialismo histórico, el feminismo y la ecología social, no solo interpela las categorías clásicas de la sociología, sino que las reconfigura desde una perspectiva que prioriza la autonomía, la justicia y la solidaridad. Esta reorientación, hacia una sociología «de abajo hacia arriba», busca articular un conocimiento que sea capaz de deconstruir las estructuras del patriarcado, el colonialismo y el estatismo, a la vez que imagina formas radicalmente democráticas de organización social.

En última instancia, podemos decir, que la motivación última de Öcalan, no es solo teórica, sino profundamente ética y política: su sociología no pretende describir el mundo, sino transformarlo. En este sentido, Sociología de la libertad, es una invitación a descolonizar nuestras mentes, a repensar nuestra relación con el poder y a comprometernos activamente con la construcción de un mundo más libre, plural y humano.

En segundo lugar, el momento histórico en que se desarrolla Sociología de la libertad, también está atravesado por la emergencia de movimientos sociales que cuestionan la lógica extractivista del capital y el monopolio del poder estatal. Öcalan reconoce la confluencia de estas luchas—indígenas, feministas, ecologistas, anticoloniales—y articula una visión sociológica que las integra, como horizontes de una nueva praxis emancipadora. En este sentido, el libro, no solo dialoga con las tradiciones críticas del pensamiento, como el marxismo, el feminismo y la ecología social, sino que también, las redefine en un marco de autonomía democrática y confederalismo.

En tercer lugar, la contextualización de esta obra, tampoco puede desligarse de la experiencia personal y colectiva de Öcalan como líder del Movimiento de Liberación Kurdo, cuyo proyecto de autonomía democrática, trasciende las fronteras nacionales para proponer un paradigma alternativo de convivencia humana. En Sociología de la libertad, las luchas del pueblo kurdo se inscriben en una narrativa universal de resistencia contra la opresión, conectando lo local con lo global y lo histórico con lo ético. Revelando un texto, profundamente arraigado en las contradicciones de su tiempo, pero también, una propuesta atemporal que desafía las categorías convencionales del pensamiento sociológico y plantea un llamado urgente a reconfigurar nuestras formas de conocer, ser y actuar en el mundo. Mostrando que Sociología de la libertad no es una teoría académica más: es una reconstrucción ontológica y política del ser humano en relación con la comunidad, con la tierra, con la historia.

Si tuviésemos que resumir, brevemente este libro, tendríamos que decir que, en él, Öcalan propone una nueva forma de hacer sociología, más allá de las disciplinas académicas tradicionales. La suya no es una sociología «neutral», sino militante, crítica, insurgente. La llama sociología de la libertad porque su propósito es comprender las raíces de la opresión (capitalista, patriarcal, estatal) para poder desmantelarlas y crear sociedades verdaderamente libres. Para Öcalan, el ser humano está intrínsecamente ligado a la libertad. No como una abstracción, sino como potencial práctico que crea comunidad, justicia, equidad y armonía con la tierra y con la naturaleza.

Öcalan, también profundiza, en esta obra, su crítica a la civilización capitalista, en tanto sistema dominante, porque considera que el capitalismo no es solo un modelo económico, sino una forma civilizatoria basada en el control, la fragmentación de la vida y la subordinación de la naturaleza. Y, el Estado-nación moderno, es precisamente, la forma política centralizada de esta civilización capitalista, incompatible con la libertad. Y, por si esto fuera poco, el patriarcado no es una consecuencia secundaria: sino que es el primer sistema de dominación, incluso anterior al Estado y al capital. Por eso, la liberación de las mujeres está en el núcleo del pensamiento de Öcalan.

Otro tema que se aborda, en la obra es el Confederalismo Democrático como alternativa política, frente a este sistema. Öcalan propone el Confederalismo Democrático, como una forma de organización social basada en: la autonomía local y la democracia directa; en la igualdad de género y en la libertad de las mujeres como pilar; en la economía social y en la ecológica y, en el reconocimiento y el respeto de la diversidad cultural, religiosa y étnica.

Este modelo, se inspira tanto en tradiciones kurdas como en otras experiencias de lucha global. Tiene paralelismos muy fuertes con el proceso boliviano, sobre todo con: el Estado Plurinacional como ruptura con el Estado-nación monocultural; con las autonomías indígenas originarias campesinas; con las luchas por la Madre Tierra y el Vivir Bien y con los feminismos comunitarios y decoloniales, que critican el eurocentrismo y la colonialidad del poder y la colonialidad del género.

Finalmente, Öcalan, nos habla de la libertad como praxis. No habla de libertad, como “libertades individuales”, al estilo liberal. Habla de libertad colectiva: la capacidad de los pueblos para autogobernarse, autogestionarse, cuidar sus territorios, recuperar su memoria histórica y construir su futuro.

Esta libertad no es un punto de llegada, sino un proceso constante de organización, crítica, aprendizaje y resistencia. Por eso, la sociología de la libertad, es también una pedagogía de la emancipación.

En conclusión, podemos decir, que Sociología de la libertad, más que un libro: es una brújula política y ética, porque nos invita a repensar la historia, a desobedecer las formas impuestas de vivir y a construir, desde abajo, una nueva civilización basada en la comunalidad, la ecología, la equidad y el respeto profundo por la diversidad.

IV. Raíces que se extienden: caminos hacia un Confederalismo para el Abya Yala

Este libro no solo analiza: convoca. Es un mapa que puede ser leído también desde el Beni, desde nuestras asambleas, nuestros feminismos nómadas, nuestras luchas por la tierra y desde el cuerpo y sus deseos.

Sociología de la Libertad es la tercera parte de su manifiesto por la libertad. Es un texto apasionado y urgente. Donde Öcalan plantea, que sin una revolución en nuestra forma de comprender el mundo —en nuestras relaciones, en nuestro pensamiento, en nuestras estructuras organizativas—no habrá verdadera emancipación.

Leer este libro desde la Amazonía beniana, desde los cuerpos queer-disidentes que resisten desde la ternura y el coraje, es descubrir una afinidad inesperada.

Como si el río Beni y el río Tigris pudieran hablarnos al oído con el mismo murmullo rebelde. Como si los pueblos kurdos y los pueblos y naciones del Abya Yala, hubiesen estado, desde siempre, buscándose en medio del ruido del mundo.

Este libro es un mapa. Pero no uno que dicta rutas o impone caminos. Es un mapa que invita a imaginar otros, a trazar sendas propias hacia la autonomía, el autogobierno y la libertad afectiva. Que cada quien lo lea, con los pies bien plantados en su tierra, y con el deseo y el placer, como brújula.

El libro, está organizado, en un prólogo, una introducción y ocho capítulos. En el prólogo, Öcalan plantea la urgencia de una nueva sociología que aborde las preguntas esenciales de la libertad, desde el contexto de la modernidad capitalista.

En la introducción, se expone el propósito central del libro: analizar las raíces profundas de los problemas sociales contemporáneos y proponer soluciones desde el paradigma de la civilización democrática.

En el Capítulo 1: Algunos problemas de metodología, se critican las limitaciones de las metodologías tradicionales en las ciencias sociales y se propone una aproximación alternativa, que combina crítica histórica y praxis política.

En el Capítulo 2: La cuestión de la libertad, Öcalan explora el concepto de libertad, contrastando las concepciones individualistas del liberalismo con una visión más colectiva y enraizada en lo social.

En el Capítulo 3: El poder de la razón social, se analiza cómo la racionalidad colectiva ha sido moldeada —y a menudo capturada— por estructuras de poder, destacando la necesidad de recuperar una razón social autónoma.

En el Capítulo 4: La emergencia de la cuestión social, se aborda el origen histórico de los problemas sociales, mostrando cómo las estructuras de poder han producido desigualdades y conflictos sistemáticos.

En el Capítulo 5: Visualizando el sistema de la civilización democrática, se presenta la civilización democrática como una alternativa al modelo jerárquico y centralizado de civilización, basada en la diversidad cultural y la autonomía de los pueblos.

En el Capítulo 6: Modernidad democrática versus modernidad capitalista, se contrastan dos paradigmas de modernidad: uno capitalista, centrado en la centralización del poder y el mercado; y otro democrático, fundado en la descentralización, la ecología y la equidad de género.

En el Capítulo 7: Los problemas de reconstrucción de la modernidad democrática, se analizan los obstáculos en el camino hacia una modernidad democrática, incluyendo la resistencia del poder establecido y los condicionamientos culturales heredados.

Y, finalmente, en el Capítulo 8: Las tareas en la reconstrucción de la modernidad democrática, Öcalan enumera las tareas intelectuales, éticas y políticas necesarias para construir una sociedad inspirada en los principios de la libertad colectiva.

Como podemos apreciar, leer a Öcalan es entrar en un diálogo con las corrientes críticas más importantes del pensamiento contemporáneo, pero desde un lugar geopolíticamente desplazado, desde la voz de un pueblo negado. Su escritura no rehúye la complejidad: atraviesa la historia de las civilizaciones, desmenuza las raíces del poder, analiza el patriarcado como la primera y más persistente forma de dominación, y vislumbra las posibilidades de una nueva ética civilizatoria basada en la autonomía, la pluralidad y la comunalidad.

Como mujer boliviana, latinoamericana, como amazónica, como pensadora situada en un territorio, donde también los cuerpos y las comunidades han sido históricamente sometidas al despojo, encontré en este texto, una resonancia profunda. Porque Öcalan, no propone una utopía desarraigada, sino una transformación desde abajo, desde las prácticas de vida cotidiana, desde la recuperación del tejido social y espiritual que el capitalismo y el Estado-nación han desgarrado.

El Confederalismo Democrático, eje articulador de su propuesta política, no es una abstracción. Es una forma concreta de reorganización social, que ya se experimenta en Rojava, en el norte de Siria, y que se basa en la autoorganización de las comunidades, en el reconocimiento de la diversidad cultural y religiosa, y en la centralidad de las mujeres como sujetos políticos de la transformación. Esta experiencia nos habla de una revolución que no espera el futuro, sino que se construye aquí y ahora, con todas sus contradicciones, pero también con toda su potencia.

Los compañeros kurdos, vieron en mi mirada, quizás, una afinidad con este horizonte. Por eso me ofrecieron esta responsabilidad, que asumo, también como una forma de tender puentes entre nuestras geografías de lucha. En esta Sociología de la libertad, reconozco no solo el testimonio de un pueblo en resistencia, sino también una filosofía insurgente que interpela nuestros modos de conocer, de vivir, de vincularnos. Una invitación a imaginar –y a construir– mundos en los que la vida pueda ser vivida con dignidad, sin jerarquías, sin cadenas.

Este prólogo, no pretende agotar la riqueza de la obra. Mi intención, es apenas abrir un umbral, invitar a la lectura atenta, comprometida, apasionada. Porque necesitamos más que nunca reencontrarnos con las voces que han sido silenciadas por el poder global, escuchar con el corazón y con la razón, para sentipensar aquellas verdades que no caben en los discursos oficiales, ni en las lógicas de mercado, ni en los manuales de historia.

Öcalan, desde su celda, nos recuerda que la libertad no es un punto de llegada, sino un proceso vivo, un tejido que se rehace colectivamente, una construcción ética que nos desafía en cada decisión, en cada palabra, en cada paso. Su pensamiento, en diálogo con el espíritu rebelde de los pueblos, se convierte en una herramienta vital para pensar la emancipación más allá de las formas clásicas de la política. Por eso, leerlo no es solo un acto intelectual, sino un acto profundamente político.

Tan político, que los planteamientos en este tercer tomo, resuenan cercanos con los procesos que hemos vivido —y seguimos disputando hoy— en Bolivia. En particular, con las luchas por la descolonización, la despatriarcalización y la defensa de la Madre Tierra, de la Madre Selva, que no son consignas abstractas, sino caminos concretos de transformación histórica que se abren paso desde los pueblos y territorios.

La Sociología de la libertad, propone una ruptura radical con las estructuras de dominación que han dado forma al mundo moderno: el Estado-nación centralizado, el patriarcado como matriz originaria de todas las opresiones, el capitalismo como lógica totalizante del mercado. Esta crítica profunda, que Öcalan articula desde la experiencia kurda, encuentra paralelos con la crítica que los pueblos indígenas, las mujeres y las comunidades organizadas en Bolivia, han sostenido frente a los efectos coloniales del poder.
Desde la promulgación del Estado Plurinacional en 2009, Bolivia ha intentado romper con el modelo de Estado monocultural y patriarcal heredado del orden colonia y del liberalismo republicano. En su esencia, esta propuesta emergió de las luchas milenarias de los pueblos indígenas, especialmente de las naciones amazónicas y andinas, que exigieron el reconocimiento de su autodeterminación, sus territorios, sus formas de vida y de gobierno. Fue en estas geografías —desde las selvas y ríos hasta las montañas— donde se gestó la esperanza de un nuevo pacto civilizatorio, guiado por el suma qamaña (vivir bien) como alternativa al desarrollo capitalista y extractivista.
Sin embargo, este proyecto fue traicionado por el gobierno de turno, que desde un poder centralizado y fuertemente andinocéntrico, vaciaron de contenido transformador al Estado Plurinacional. La marcha del TIPNIS en 2011, se convirtió en un hito emblemático de esta traición: pueblos indígenas amazónicos y del oriente resistieron el intento estatal de imponer un megaproyecto carretero, que atravesaría su territorio, desconociendo su derecho a la consulta previa y al autogobierno. Lo que se reveló entonces, fue la persistencia de un colonialismo interno que subordina a los pueblos indígenas a las decisiones del Estado-nación y reproduce lógicas desarrollistas, extractivistas y patriarcales.
En lugar de transitar hacia una refundación real, el Estado Plurinacional fue reconfigurado como un Estado Pluricolonial, donde la diversidad se celebra en el discurso, pero se niega en la práctica. Se mantuvieron intactas las estructuras de dominación: el centralismo estatal, el racismo estructural, el patriarcado institucional, y el extractivismo como política económica dominante. A pesar de ello, el sueño del Estado Plurinacional no ha muerto. Permanece como una utopía insurgente, tejida en las memorias y resistencias de los pueblos amazónicos, andinos y afrodescendientes, que siguen apostando por un horizonte donde la vida digna, la autonomía y la pluralidad no sean excepción, sino regla. Y, es aquí justamente, desde otra geografía, que Öcalan, imagina algo similar: un orden social plural, no jerárquico, ecológico y comunitario, donde la política vuelva a ser una práctica colectiva de cuidado y decisión.
Asimismo, el enfoque del Confederalismo Democrático, con su énfasis en la autoorganización de las comunidades, la autonomía territorial, y el liderazgo político de las mujeres, dialoga íntimamente con las propuestas feministas nómadas y comunitarias que emergen de nuestras tierras. La despatriarcalización —entendida no como una simple inclusión de mujeres, sino como un horizonte de posibilidad, una transformación radical de las relaciones de patriarcales de poder que estructuran nuestras sociedades— es una tarea común, a futuro, que cruza el Kurdistán, los Andes y la Amazonía.

Y, es precisamente, en la relación con la tierra, donde el pensamiento de Öcalan cobra una potencia especial para nuestras luchas. Frente al extractivismo depredador, la mercantilización de la naturaleza y la crisis ecológica global, su propuesta de una sociedad ecológica que restituya la armonía con el entorno, no es una nostalgia del pasado, sino una urgencia del presente. En Bolivia, la defensa de la Madre Tierra y de la Madre Selva, Madre Naturaleza en general, ha sido un estandarte de los pueblos originarios, que han confrontado tanto al colonialismo externo como a los proyectos internos de desarrollo, que sacrifican la vida de los territorios y de sus gentes, en nombre del progreso.

Leer la Sociología de la libertad desde Bolivia y espero que desde Colombia y el continente, es una invitación a tejer diálogos del sur global, a entrelazar experiencias que, desde distintas realidades, buscan lo mismo: liberarse de los yugos de la dominación para reinventar colectivamente la vida. Es también un ejercicio de reconocimiento mutuo entre pueblos que resisten y sueñan, que luchan y crean, que no se resignan a vivir bajo el dictado de la violencia estructural, el olvido impuesto y la lógica del capital.

Porque entre las palabras de Öcalan y mi propia memoria hay un hilo de ternura indócil que nos conecta. Él, desde su encierro, escribe con la paciencia de quien ha aprendido que la libertad no se mendiga: se sueña, se cultiva y se defiende. Yo, desde este rincón de la Amazonía mestiza y rebelde, escribo con la certeza de que nuestras heridas también son semillas. Lo que nos hermana no es solo el dolor compartido, sino la obstinada voluntad de amar la vida incluso en medio del despojo.

Este libro nos recuerda que toda revolución verdadera comienza con un cambio en la conciencia colectiva, con una ética renovada del cuidado, la reciprocidad y la dignidad. Por eso, escribir este prólogo no ha sido para mí, un simple encargo intelectual, sino una forma de caminar, junto a quienes han elegido no rendirse, incluso cuando todo parece perdido. Este prólogo no es un umbral de clausura, sino una puerta abierta al encuentro.

Que este libro sea una semilla. Que germine en los territorios, donde aún se lucha por la vida. Que circule, se lea, se discuta, se cuestione y se reinvente en nuestros territorios. Que se convierta en herramienta para las y los que resisten. Que sirva como puente entre nuestras luchas. Porque solo desde abajo, desde los márgenes, desde los cuerpos y territorios históricamente violentados, puede nacer una sociología que verdaderamente abrace la libertad —una libertad tejida con ternura, con dignidad, con la esperanza invencible de los pueblos racializados del mundo.

Rosario Aquím Chávez
Amazónia riberalteña, 2025

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