El Istmo, Territorio en Disputa.
La región denominada como el Istmo de Tehuantepec, está ubicada en el estado de Oaxaca, al sureste de México. Es un territorio de pueblos indígenas que se ha convertido en una zona de sacrificio ambiental y social pues constituye un escenario donde hace más de cien años se han tratado de imponer megaproyectos que, en esencia, buscan aprovechar sus características naturales por ser una geografía estrecha que separa por solo 300 kilómetros al Océano Atlántico con el Océano Pacífico.
Históricamente, potencias occidentales como Inglaterra, Francia y Estados Unidos se han disputado el control económico de esta región, principalmente por ser un corredor interoceánico de importancia estratégica para el circuito mundial de mercancías. Desde hace más de 100 años, el Istmo de Tehuantepec ha sido convertido en una zona generadora y transformadora de energía, enfocándose en años recientes en el ámbito eólico. La primera refinería en México fue de capital inglés y se inauguró en Minatitlán, Veracruz en 1907. Sesenta años después, en Salina Cruz, Oaxaca, iniciaron los trabajos de construcción de la Refinería Antonio Dovalí Jaime. También en la década de los años setenta se establecieron tres grandes complejos petroquímicos en la porción veracruzana del Istmo. Todos estos proyectos significaron un fuerte impacto para las comunidades indígenas que habitamos la región. A principios del nuevo milenio, el entonces presidente Vicente Fox lanzó el llamado Plan Puebla-Panamá (PPP), megaproyecto que buscó modernizar la infraestructura energética y de comunicaciones en toda el área mesoamericana.
Desde 2007, la inversión extranjera directa ha crecido de manera exponencial en nuestra región, con la ambición de dominar los territorios y expandir sus negocios donde la población local no se beneficia. Corporaciones transnacionales, principalmente europeas han transformado al Istmo en la principal zona de generación de energía eléctrica renovable en México. En la actualidad, operan más de 2,000 aerogeneradores en 29 parques eólicos. La imposición de estos megaproyectos conlleva un elevado costo social, ambiental y cultural para los 12 pueblos indígenas que habitan la región: despojos, violencias, aculturación y severos daños a la Madre Tierra, lo que ha ocasionado a lo largo de los años numerosas acciones de resistencia, rebeliones, protestas locales y movilizaciones nacionales.
Los impactos de la globalización
Durante muchos años la defensa de estos territorios se hizo de manera aislada, situación que condicionó sus alcances. Sin embargo, con el levantamiento zapatista y, por otro lado, la imposición del PPP, construimos un proceso de articulación multisectorial de los pueblos de Mesoamérica, que nos permitió enfrentar con mayor fuerza ese plan de expansión del capital global. Sin embargo, hacia el año 2013 esta articulación mesoamericana desapareció, al darse prioridad a las agendas nacionales.
En el análisis de las relaciones globales para entender este contexto, nuestros principales referentes fueron Immanuel Wallerstein (sistema-mundo) y los teóricos de la Teoría de la dependencia (Fernando Cardozo y Theotonio do Santos). Sin embargo, estas teorías implicaban una discusión de procesos más recientes como la globalización y neoliberalismo, con el fin de comprender el contexto en que desenvolvemos nuestras luchas como defensores del territorio en Abya Yala. Sin embargo, poco nos decían esos referentes y conceptos, pues estaban elaborados con una mirada eurocéntrica, académica y de cierta forma ignorando la actual dinámica global. Fue en años recientes que conocimos el análisis sobre la múltiple crisis global, elaborada por autores del Movimiento de Liberación del Kurdistán, especialmente en los escritos de Abdullah Öcalan, el cual, pensamos, contribuye a la comprensión de la situación mundial actual donde se enmarcan nuestras luchas en defensa de la vida.
Anteriormente, nuestra comprensión sobre los planes de expansión del capital en nuestra región se reducían a tratar de entender el proceso, pero desde una perspectiva local y aislada, tanto en lo nacional como en lo global; es decir, entendíamos los megaproyectos en nuestra región como procesos inconexos. Esa visión fragmentada como perspectiva política, nos debilitaba, nos desgastaba y nos llevaba eventualmente a la derrota. Al no entender cómo las “potencias de la modernidad capitalista” quieren remodelar el mundo conforme a sus intereses, nuestros golpes resultan débiles y fuera de foco. De allí la importancia de conectar los análisis en una visión global para comprender el origen y funcionamiento de la dominación del Estado en la modernidad capitalista actual.
A fines de 2018, López Obrador anunció en una carta dirigida al entonces presidente Trump, la ejecución de varios megaproyectos cuya zona de impacto sería el sureste mexicano. Entre ellos, destacan el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el mal llamado Tren Maya y la construcción de la refinería Dos Bocas, obras de gran importancia para la rearticulación del sureste mexicano. En una primera etapa, la ejecución de los tres proyectos se realizó con recursos fiscales e implicó la militarización y la expansión de los grupos delincuenciales en todo el sureste mexicano.
En estos últimos seis años, los tres proyectos han tenido significativos avances a pesar de la oposición de pueblos originarios y organizaciones de lucha. Esta resistencia se venía realizando de manera aislada, a pesar de que los megaproyectos están estrechamente relacionados entre sí. En tiempo recientes, las diferentes luchas se han rearticulado a nivel nacional y realizan acciones que buscan crear y recrear relaciones de acción conjunta con organizaciones sociales latinoamericanas, europeas y de Norteamérica.
Una nueva mirada
Desde hace pocos años, tuvimos acercamientos teóricos y personales con las luchas del pueblo kurdo en Oriente Medio y su diáspora en Europa, en particular con los paradigmas que nos propone la experiencia autonómica de Rojava en el Norte y Este de Siria. A pesar de la distancia geográfica y cultural, nos identificamos con los principios del Confederalismo Democrático, con la participación fundamental de las mujeres como eje de la liberación y la relación de respeto con la Madre Tierra, la Naturaleza y el sistema ecológico. Incluso identificamos algunos puntos de coincidencia entre la lucha de los pueblos del Kurdistán y las luchas de los pueblos zapatistas o del pueblo mapuche en Chile, derivado del diálogo que hemos tenido con las propias militantes kurdas que han visitado nuestras luchas. Ello nos acercó sin lugar a dudas, a conocer la propuesta teórica de Abdullah Öcalan y de otros y otras teóricas del Movimiento de Liberación Kurdo.
Tiempo después, la lectura del pequeño, pero enriquecedor texto, Oportunidades y Peligros de la Tercera Guerra Mundial, elaborado por la Academia de la Modernidad Democrática, nos permitió entender el carácter y alcances que tenía el conflicto entre el Estado mexicano y los poderes globales, así como en nuestro territorio y América Latina, tanto la acelerada disputa por espacios de inversión y control de los puertos entre China y los Estados Unidos, expresión de lo que Öcalan denomina Tercera Guerra Mundial. Esta disputa acelera la construcción de puertos y gasoductos en México y, con ello, se agudizan los procesos de despojo y violencia en contra de los dueños del territorio. La vida está en riesgo.
Los puntos en donde percibimos mayor conflicto son, sin lugar a dudas, los puertos marítimos y particularmente aquellos los ubicados en corredores interoceánicos existentes o en vías de construcción. Desde los años ochenta del siglo pasado, China ha suscrito acuerdos comerciales con países latinoamericanos, logrando tener una fuerte presencia en los puertos de Panamá, Brasil, Argentina, México, Perú y Ecuador; lo que ahora se llama la Nueva Ruta de la Seda. Actualmente, la empresa china Cosco Shipping, es socia mayoritaria en la construcción del megapuerto de Chancay, en Perú, obra que será inaugurada en noviembre de 2024, acto en el que estará presente el presidente chino Xi Jinping. Este megaproyecto, plantea un reto a los Estados Unidos por la creciente presencia china en América Latina.
Para los pueblos del Istmo y de América Latina, es importante entender cómo los conflictos Inter sistémicos se expresan e impactan en nuestra región. También es fundamental conocer cómo los proyectos de inversión trasnacional están orientados por esos conflictos y en ese sentido, el análisis que nos propone Öcalan ha sido esclarecedor.
Primeras conclusiones y aportes para construir puentes entre luchas
Para nosotros, la Tercera Guerra Mundial va más allá de los conflictos armados o de las disputas comerciales o territoriales. Desde luego, nos preocupa la conflagración que de manera acelerada se extiende y que involucra cada vez a más países en el Cercano Oriente y en Ucrania, cuyo rostro más brutal es el genocidio de los pueblos, tal como ocurre actualmente en Palestina, Kurdistán, pero también en diversos territorios indígenas de Abya Yala. Además de la conflagración armada, también son parte de nuestras preocupaciones el cambio climático y las pandemias, que son otra expresión de la dinámica del capital global que afecta al sistema ecológico y daña nuestras formas de vida tradicionales.
Coincidimos con los planteamientos del líder kurdo Öcalan y con quienes han construido una sistematización de su pensamiento, como el teórico Arif Rhein, quien señala que es en la creación de corredores internacionales de mercancías donde podemos explicar esta etapa álgida de la Tercera Guerra Mundial y cómo la disputa por el control territorial de estos circuitos impacta a los dueños tradicionales de los territorios. Lo que implica entonces que debemos reorientar nuestras acciones de defensa territorial, fortaleciendo la organización local, construyendo alianzas multisectoriales, desde lo local a lo global, con base en principios anticapitalistas, anti patriarcales y anti estatistas.
En esta ruta, la propuesta teórica de Abdullah Öcalan nos propone un horizonte de futuro desde un pensamiento crítico radical. Una vez que el socialismo de Estado fue derrotado a nivel global, coincidimos con el pueblo kurdo en que una de las alternativas para la humanidad, se encuentra en el Socialismo Democrático como apuesta de horizonte político, basado en una organización social descentralizada (Confederalismo Democrático) y no jerárquica de la sociedad, inspirada en la tradición comunalista de nuestros pueblos y en la propuesta del municipalismo antiautoritario y libertario de Murray Bookchin. Sólo una gran alianza global con estas características podrá enfrentar los proyectos de muerte que componen la estrategia de dominación de lo que Öcalan ha identificado como “Imperio del caos”.
Rincón Viejo, Petapa, Oaxaca, México, octubre de 2024.