Una nueva forma de solidaridad internacional

Duran Kalkan, miembro del Consejo Ejecutivo de la Comunidad de Sociedades del Kurdistán (KCK), explica el sistema de autonomía democrática y confederalismo democrático.

¿Cómo podemos entender la autonomía democrática o el confederalismo democrático? ¿Se trata de un sistema que es específico de la región y que, por lo tanto, sólo puede dirigirse a la población kurda?

Puedo explicar la autonomía democrática, dando una visión histórica, de la siguiente manera: el concepto original de sociedad no estatal se conoció más tarde como sociedad civil, y representaba logros democráticos. Algunos sectores de la sociedad han obtenido ciertos derechos económicos y democráticos mediante una forma de organización autónoma. Hace algún tiempo, los sindicatos eran muy fuertes, por ejemplo en Europa Occidental. Dentro de sus sistemas lograron asegurar un cierto nivel de vida a sus miembros.

La autonomía democrática en realidad significa el fortalecimiento de las estructuras de este tipo y su expansión a otros ámbitos. Esto significa transformar los logros democráticos y convertirlos en una organización de la sociedad democrática no estatal. El sistema (en Europa Occidental) se basaba más en la lucha de clases. Los trabajadores, con sus sindicatos y partidos, están tratando de ganar y consolidar sus derechos a través de huelgas y acuerdos salariales. La autonomía democrática supone que esto se extienda a todos los sectores de la sociedad. No sólo los trabajadores y sus organizaciones sindicales, sino también los jóvenes, las mujeres y todos los sectores de la sociedad pueden organizarse de manera similar, planificar su propia vida democrática y económica e implementarla en su vida cotidiana. Podemos hacerlo sin aplastar al Estado, pero también sin renunciar a nuestros derechos ante el Estado. De esta manera se trata de un nuevo acuerdo con el Estado, se crea un nuevo contrato social. La autonomía democrática o confederalismo democrático tiene como objetivo un acuerdo de este tipo. En este sentido, la autonomía democrática no es un sistema destinado únicamente a los kurdos. Todos los sectores oprimidos y explotados de la sociedad pueden utilizar este sistema en las condiciones dadas en sus regiones del mundo para lograr sus propios derechos culturales, políticos y económicos. Sobre esta base, también se puede resolver la cuestión de género y los problemas de la mano de obra. La autodeterminación de los jóvenes también puede ser posible. Lo mismo se aplica a la cuestión ecológica. Finalmente, si las personas de diferentes partes de la sociedad se organizan, pueden resolver mejor sus propios problemas. Al mismo tiempo, se revelará una organización autónoma y autogestión local.

Pero ahora el gobierno ha establecido un centralismo extremo a través de la formación del estado-nación, junto con un desplazamiento hacia el fascismo. Quiere determinarlo todo. Sin embargo, el avance de la organización siguiendo las líneas de la autonomía democrática podría formar la base para que el pueblo pueda gobernarse a sí mismo. Así, por ejemplo, una aldea, un pueblo, un distrito o una ciudad podrían arreglárselas solos. La fórmula es: «Estado contra democracia» con el objetivo de reducir el Estado y expandir la sociedad democrática.

Esto es inicialmente un modelo para la solución de la cuestión kurda. Las cuestiones nacionales pueden resolverse de esta manera. Incluso los asuntos religiosos pueden ser resueltos de esta manera. Esto es particularmente cierto cuando diferentes grupos religiosos y étnicos viven juntos. Y lo que es más importante, quizás, las cuestiones económicas también puedan resolverse de esta manera. Se puede luchar contra la opresión y la explotación. Porque si se sustituyera una economía centralista y basada en la explotación por una economía orientada a las necesidades de la gente común, podrían crearse soluciones para los problemas existentes teniendo como base este modelo. Ése es el objetivo del confederalismo democrático. Para los sectores de la sociedad que sufren el problema de la falta de democracia, este sistema es una perspectiva, y éste es también el caso, como he dicho, de la liberación de las mujeres.

Por lo tanto, en mi opinión, este sistema presenta un concepto que es una solución para la metrópolis capitalista en Occidente y para las regiones menos capitalizadas de Oriente. Si miramos a Europa, ya existen los comienzos de una organización de este tipo. Ya he hablado de la sindicalización de los trabajadores. En algunas aldeas, los residentes se han organizado de manera autónoma. Existía esta forma de organización en la Comuna de París. La autonomía democrática es una organización dirigida contra los objetivos de la hegemonía de la modernidad capitalista y su intento de apoderarse de la sociedad. La economía, la salud, la educación, la cultura y otras áreas están organizadas en este mismo sistema. Así que la explotación capitalista puede ser rodeada y limitada. Esto también permite limitar el sistema estatal que está detrás de la explotación capitalista y fortalecer la organización de la sociedad democrática. La Comuna de París y las revoluciones socialdemócratas deben ser consideradas como un legado. A partir de esta base, la organización tiene que ser transferida a cada parte de la sociedad, de modo que se cree una autonomía democrática de la sociedad. Eso es posible. Tal lucha es capaz de involucrar a grandes partes de la sociedad. Es una lucha que trata de aislar al sistema gobernante, y es capaz de hacerlo.

Este concepto tiene un enfoque diferente al de la Revolución de Octubre, que derrocó al gobierno dominante y construyó uno nuevo en su lugar que supuestamente podría resolver todos los problemas de la sociedad. ¿Por qué?

En primer lugar, este enfoque no ha funcionado de todos modos. Reemplazar el viejo Estado por uno nuevo no es la solución. El propio Estado es un medio de explotación. Con él no se puede conseguir la democracia, no se crea libertad ni igualdad. Al final se convierte en opresión y explotación. El Estado sigue siendo el Estado, no importa de quién sea. Al final nos llevará de vuelta al mismo punto. Por eso, este paradigma no es una solución. En segundo lugar, no es posible llevar a la práctica una idea así en las circunstancias actuales, aunque se quisiera. Sencillamente, no es realista creer que el sistema estatal gobernante pueda ser aplastado para que se pueda construir la democracia y el socialismo. Pero digamos que la revolución tiene éxito, este enfoque seguiría sin conducir a una solución sostenible. El socialismo real lo ha demostrado.

Eso significa que el establecimiento de un confederalismo democrático o de una autonomía democrática, en las condiciones en que vivimos, para todos, las mujeres, los jóvenes, los trabajadores, es la aplicación de una revolución democrática y socialista. No para crear un nuevo Estado, sino para formar una sociedad democrática; no para aplastar el Estado actual, sino para proporcionar contra él una sociedad democrática organizada que confine al Estado. Ese es el objetivo. Así, la gente crea lo que llamamos la fórmula de «Estado vs Democracia». Así, en el confederalismo democrático, las competencias que sólo han estado conectadas con el Estado, son arrebatadas una por una y llevadas a la sociedad. Y la sociedad ejerce por sí misma estas competencias en su organización democrática. Así es como entendemos el confederalismo democrático. Y esto se puede hacer en cualquier lugar de esta manera. Por lo tanto, no se trata de un concepto limitado a una zona geográfica. Lo vemos como una manera de resolver todas las cuestiones sociales. Por lo tanto, no se trata de un modelo destinado únicamente a la solución de problemas étnicos o religiosos. Todas las cuestiones de libertad y democracia pueden resolverse con este sistema. Si cada grupo social se organiza y aboga por sus propios intereses, entonces también podrá encontrar soluciones para los problemas que han experimentado en el sistema capitalista.

Es un sistema que puede ofrecer soluciones para cuestiones nacionales, religiosas y étnicas, especialmente en el oriente. Pero se puede implementar incluso en los centros del capitalismo. Porque el problema del centralismo también existe allí. Allí también grandes segmentos de la sociedad son siempre excluidos del sistema o brutalmente explotados y reprimidos por él. Allí también el sistema amenaza cada vez más las mentes, los corazones, la vida entera de la gente. El sistema trata de dirigir a estas personas como quiere. Por lo tanto, existe una seria contradicción entre esas partes de la sociedad y el Estado creado por la modernidad capitalista. Esto ofrece la posibilidad de que cuando haya cuestiones de opresión y explotación, de libertad e igualdad, se puedan encontrar soluciones sobre la base de la autonomía democrática. Cuando se difunden las ideas y el pensamiento de la autonomía democrática y el confederalismo democrático, creemos que incluso en la modernidad capitalista se encontrarán nuevas estrategias y formas de organización para superar los problemas de esta manera.

¿Es este sistema también una solución moderna al internacionalismo proletario?

En primer lugar, quiero decir que el modelo de confederalismo democrático representa la solución a los problemas sociales que creó la modernidad capitalista en la era del capital financiero global imperialista. Existen estos problemas tanto en los países que el capitalismo llama «desarrollados», como en los países que son explotados por el capitalismo. Obviamente existen estos problemas en todas partes. Van desde el desempleo hasta problemas étnicos y culturales. Un problema aún mayor es que las personas se ven privadas de su mente. Ya no pueden entender su propia realidad. No pueden organizar su propia conciencia. Está el problema del militarismo. Hay problemas de Estado. Se habla de una tercera guerra mundial. En cualquier momento podría estallar otra nueva guerra. Así que está la cuestión de la guerra y la paz. Son cuestiones que afectan a toda la humanidad. En algunos lugares, los problemas son más agudos y en otros todavía existen problemas diferentes. Pero todos estos problemas son problemas de la humanidad. Y su causa es un sistema estatal continuo de 5.000 años. En la actualidad se elevan a niveles sin precedentes; parecen prácticamente insuperables. Y la modernidad capitalista es responsable de esto; el capitalismo de 500 años de antigüedad.

El sistema de confederalismo democrático es la expresión de un camino que ofrece una solución a estos problemas. Y esto se aplica a todos los sectores de la sociedad. No importa en qué área ocurran estos problemas, pueden ser resueltos con una organización democrática de la sociedad. Si seguimos adelante podemos, incluso si prevalecen diferentes problemas en lugares distintos, remediarlos con el modelo de la modernidad democrática.

En las condiciones actuales, las fuerzas dominantes, la burguesía y los representantes de la modernidad capitalista han establecido una organización que prescribe al resto de la sociedad que tienen que ser y vivir de acuerdo a sus ideas, así como de acuerdo a las ideas de los gobernantes. Imponen su sistema a la sociedad. Por el contrario, el sistema de la autonomía democrática dice: «No, no debéis ser como ellos. Sois parte de la sociedad. Tenéis vuestra propia cultura, vuestra propia comprensión de la moralidad y vuestro propio sistema de vida. Vosotros mismos podéis resolver vuestros propios problemas. Por lo tanto, tenéis que desarrollar e implementar vuestra propia modernidad, vuestra propia organización y vuestra propia comprensión de la vida.» El líder Apo ha llamado a esto Modernidad Democrática y en sus escritos de defensa hizo el llamado a los grupos sociales, no importa en qué parte del mundo: Organizad vuestra propia modernidad democrática. No estáis obligados a vivir en el capitalismo. También se puede vivir la democracia. Por eso se puede establecer un sistema libre basado en el pluralismo, la justicia y la solidaridad. Todos vosotros podéis organizaros de forma independiente y, sin ser un Estado, construir vuestras vidas juntos. Y así se pueden superar los problemas de opresión y explotación creados por el capitalismo.

Si las personas están dispuestas a tomar este modelo de solución para sí mismas, entonces puede ser implementado en cualquier parte del mundo. Con el entendimiento que tenía el socialismo real de la revolución, se dijo que la revolución tendría lugar primero en Europa. Entonces se dijo «no, no en Europa sino en Asia». O «no, primero en las colonias o en los países menos desarrollados». La concepción de la modernidad democrática supera esta visión. La modernidad democrática significa organizarse, llenar de vida el socialismo democrático. Nuestro líder lo ha formulado como una teoría y ha expresado que la modernidad democrática representa el sistema del socialismo democrático. En todo el mundo hay problemas urgentes. Al mismo tiempo, en todo el mundo se puede vivir la resistencia revolucionaria y crear una organización democrática revolucionaria. Y así se pueden superar los problemas sociales. Esto es cierto de América a Europa, de Asia a África. Pero todos tienen que abordar esto de acuerdo con sus propios problemas.

Si es así, entonces por supuesto que el internacionalismo adquiere un nuevo significado. Solía ocurrir que si una fuerza en algún lugar precedía y lograba establecer un Estado, esta fuerza asumiría el papel principal del internacionalismo. Y entonces esta fuerza extendería el internacionalismo por todas partes. Con el tiempo perdió su función de internacionalismo y se transformó en una forma de hegemonía. Por ejemplo, la Unión Soviética fue criticada en este sentido por otros socialistas incluso antes de su decadencia. Dijeron que lo que estaban haciendo no era internacionalismo, sino una nueva forma de hegemonía en nombre del socialismo.

Con este entendimiento, el internacionalismo ha sido incapaz de desarrollarse. Pero con la comprensión de la modernidad democrática se reabre el camino al internacionalismo. Dondequiera que se desarrolle el sistema de autonomía democrática, donde las organizaciones de la sociedad democrática se enfrenten al Estado, entre todas estas organizaciones en cualquier parte del mundo se pueden establecer relaciones de solidaridad. Así se desarrolla la solidaridad internacional. Para una vida libre, pluralista y justa para todos los oprimidos, todos los trabajadores, de hecho todos los círculos de la sociedad, que viven de su propio trabajo, estos círculos deben relacionarse entre sí, en una especie de relación para establecer una solidaridad mutua. Y eso, por supuesto, conduciría a una nueva forma de solidaridad internacional. Se trata de una solidaridad que no pretende hacer que otros dependan de ellos o ampliar su propia hegemonía, sino de una solidaridad internacional en el verdadero sentido de la palabra. Porque el propio sistema es democrático, basado en la solidaridad mutua. Y por eso no importa en qué parte del mundo nos encontremos, esta solidaridad se basa en los valores de libertad y justicia. Nadie tendrá la oportunidad de poner a los demás bajo su influencia para controlarlos o asimilarlos.

En este sentido, la pregunta es correcta. El viejo paradigma del socialismo, que estaba ligado a la idea de Estado o más bien a la tentativa del socialismo, no ha logrado construir un internacionalismo. En cambio, ha engendrado nuevas hegemonías.

En contraste, la Modernidad Democrática, el confederalismo democrático, impide la formación de nuevas hegemonías. En este sistema sólo deben surgir vínculos, alianzas y relaciones de solidaridad basadas en la justicia y la libertad.

Y ésta es una nueva forma de internacionalismo.